Los videojuegos como herramienta de bienestar
Jugar no es una evasión automática de la realidad. Puede ser una inversión emocional inteligente. Estudios muestran que los videojuegos pueden:
- Reducir la ansiedad
- Estimular la creatividad
- Ejercitar funciones ejecutivas (como la toma de decisiones)
- Fomentar vínculos sociales (mediante clanes, gremios o alianzas)
Lejos de ser inútiles, los videojuegos permiten a muchas personas calmarse, conectarse consigo mismas, relajarse y asumir desafíos. Todo esto activa procesos mentales positivos que impactan directamente en la salud emocional.
¿Cuándo se convierte en evasión?
Jugar no siempre es saludable. Así como comer por ansiedad puede ser destructivo, jugar para evitar la vida también lo es. La diferencia está en el propósito:
- ¿Juegas para disfrutar y relajarte, o para huir de tu realidad?
- ¿Juegas como parte de tu equilibrio emocional o como escape de una vida que no te gusta?
Este cuestionamiento es clave para distinguir la inversión del autoengaño.
Cuatro beneficios claros de jugar responsablemente
- Te calma: disminuye el estrés y la ansiedad.
- Te conecta: contigo mismo y con otras personas con intereses comunes.
- Te reta: activa tu cerebro y tus capacidades cognitivas.
- Te relaja: permite descansar mentalmente para tomar mejores decisiones después.
La clave no está en si juegas o no, sino en por qué y para qué lo haces.
¿Una pérdida de dinero?
Quien critica la inversión en videojuegos muchas veces olvida que no todo en la vida es dinero. Un juego puede darte momentos de placer, calma, aprendizaje y conexión emocional. Eso también es invertir: en tu bienestar, en tu equilibrio mental y en tu tiempo libre de calidad.
Así como comemos no para presumir, sino para sostenernos, también podemos jugar no por estatus, sino por salud mental.