– Dr. y Mtro en Psicología y Desarrollo Humano, Psicólogo –
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El karma no existe: lo que vives es reciprocidad emocional

Por Cordu | Doctor en Desarrollo Humano y Maestro en Psicología

En este artículo desmontamos la idea mágica del karma como una fuerza sobrenatural que castiga o premia nuestras acciones. Desde una mirada psicológica, proponemos una lectura más realista basada en la reciprocidad emocional y el análisis de patrones de comportamiento en relaciones personales. Se abordan conceptos como límites, merecimiento, normalización del maltrato y cómo la terapia puede ayudarnos a transformar nuestras relaciones desde la conciencia.

¿Te has preguntado por qué pareces atraer siempre a las mismas personas? ¿O por qué algunas relaciones terminan en dolor, pese a que “diste todo”? En la cultura popular, solemos atribuir esto al “karma”, una especie de castigo cósmico. Pero desde la psicología clínica, la realidad es distinta: no es el universo el que te castiga, son tus patrones emocionales y lo que permites lo que genera los resultados.

1. No es karma: es reciprocidad emocional

Cuando tratas mal a las personas, muchas se alejan. Si no pones límites, muchas cruzarán líneas. Esta no es una maldición del destino, es lógica emocional: causa y efecto en relaciones humanas. Lo que das, muchas veces, vuelve. Y lo que toleras, se repite. En lugar de pensar que “atraes lo peor”, pregúntate qué estás normalizando.

2. Repetimos lo aprendido: la trampa de lo «normal»

Muchos pacientes llegan a terapia con frases como: “Es normal pelearse en pareja”, “Todos engañan”, “Así son las relaciones”. Pero lo “normal” no siempre es lo sano. Si creciste en ambientes donde hubo violencia, gritos, indiferencia o abandono, puedes terminar repitiendo estos patrones, creyendo que es lo que mereces… cuando en realidad es solo lo que conoces.

3. Ser bueno no te protege del daño

Creemos que si somos buenos, nos merecemos lo bueno. Pero la bondad sin límites puede convertirse en vulnerabilidad. Hay personas que, por su caos emocional, no sabrán valorarte; otras, directamente se aprovecharán. Ser bueno no es garantía de que te tratarán bien. Aprender a poner límites claros sí lo es.

4. ¿Desde dónde das? ¿Qué estás esperando?

Muchos dicen: “Yo doy mucho y no lo valoran”. Pero en terapia revisamos: ¿das por amor o por miedo? ¿por expectativa o por culpa? ¿esperas algo a cambio, aunque no lo digas? Aprender a dar de forma consciente —sin esperar manipular con la bondad— es clave para relaciones sanas. No todos saben recibir. No todos saben valorar. Y eso habla de ellos, no de ti.

El maltrato que recibes no es un castigo divino: es un reflejo de lo que toleras y repites. La buena noticia es que puedes aprender a detenerlo. Desde la terapia, puedes cuestionar lo “normal”, construir nuevas formas de relacionarte y dejar de actuar desde la culpa o el vacío. Ser bueno también implica alejarte de quien no lo es contigo.

💬 “Lo que das influye, lo que permites define, lo que repites te entierra o te eleva.”

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