– Dr. y Mtro en Psicología y Desarrollo Humano, Psicólogo –
– Dr. y Mtro en Psicología y Desarrollo Humano, Psicólogo –

El fraude de “cada quien ama a su modo”: terapia tóxica, evidencia científica y el riesgo de tener dos terapeutas

Por Cordu | Doctor en Desarrollo Humano y Maestro en Psicología Clínica y de la Salud

En el mundo de la psicoterapia circula una frase que parece profunda, pero que en realidad es peligrosa: “cada quien ama a su modo”. Bajo esa justificación, muchas personas toleran conductas dañinas y normalizan lo inaceptable en sus relaciones de pareja. A esto se suma otro problema frecuente: acudir a dos terapeutas distintos (uno individual y otro de pareja) que ofrecen mensajes contradictorios. El resultado: confusión, evasión y una terapia que lejos de sanar, sabotea el proceso de cambio.

En este artículo exploraremos, desde la evidencia clínica y científica, por qué el amor no es una interpretación subjetiva absoluta, cuáles son las conductas universales de afecto, y por qué la psicoterapia debe estar sustentada en marcos teóricos sólidos.

Amor subjetivo: una falacia peligrosa

La idea de que “cada quien ama a su modo” parece tolerante, pero esconde una falacia: si todo es válido, incluso la indiferencia, la crítica destructiva o la infidelidad, ¿qué queda fuera del amor? Bajo esa lógica, el abuso podría disfrazarse de “mi manera de amar”.

La psicología basada en evidencia demuestra que el amor y las relaciones sanas se sostienen en cimientos universales:

  • Respeto mutuo

  • Comunicación clara

  • Confianza recíproca

  • Presencia en el sufrimiento y en la alegría

Estos no son opiniones, son parámetros observados de manera consistente en estudios longitudinales sobre relaciones. John Bowlby, con la teoría del apego, ya mostraba que las conductas de cuidado y protección son universales y predictoras de vínculos seguros. John Gottman, en sus investigaciones sobre parejas, identificó patrones que permiten predecir con más de 80% de certeza si una relación prosperará o fracasará.

Por lo tanto, relativizar el amor al plano de lo subjetivo es un fraude emocional: anestesia la incomodidad de confrontar lo tóxico, pero perpetúa dinámicas dañinas.

Dos terapeutas, un mismo paciente: ¿acompañamiento o sabotaje?

Cada vez es más común que una persona tenga un terapeuta de pareja y, al mismo tiempo, uno individual. En teoría, podría ser complementario. En la práctica, suele convertirse en un campo de batalla de discursos.

Ejemplo: el terapeuta de pareja señala que existen conductas necesarias para sostener la relación (escucha, cuidado, actos de servicio), mientras que el terapeuta individual afirma: “Primero trabaja en tu autoestima, no importa lo demás”. El paciente queda atrapado entre dos narrativas opuestas, y en vez de crecer, encuentra un pretexto perfecto para evadir: “como mi otro terapeuta dice que eso no es importante, entonces no lo trabajo contigo”.

Terapia individual + terapia de pareja puede convertirse en sabotaje cuando no hay un marco común de referencia: la ciencia. Si uno de los dos terapeutas invalida décadas de investigación en relaciones humanas con frases simplistas, está cayendo en negligencia clínica.

Ciencia vs. opiniones: por qué importa la evidencia

Un médico con sobrepeso que recomienda ejercicio sigue transmitiendo una verdad científica, aunque él mismo no la aplique. Su estilo de vida puede ser contradictorio, pero la evidencia no cambia. Lo mismo ocurre con los terapeutas: las dinámicas de pareja basadas en estudios de Gottman, Bowlby o Chapman no son caprichos, son observaciones empíricas de miles de casos.

Confundir herramienta con dogma también es un error frecuente. Los lenguajes del amor no son una verdad absoluta, pero sí una herramienta útil para identificar formas de expresión afectiva. Rechazarlos como “reductivos” sería como rechazar un termómetro porque no diagnostica una gripe. Una herramienta mide un aspecto; el problema surge cuando se la usa como único dogma.

Normalizar lo tóxico: el riesgo del “así soy yo”

Otro disfraz frecuente del amor subjetivo es el “así soy yo”. Ignorar, criticar, ser infiel o invalidar al otro puede justificarse bajo esa frase. Pero eso no es autenticidad, es inmadurez emocional.

La autenticidad sana no se mide en excusas, sino en la capacidad de reconocer errores, reparar vínculos y crecer en la interacción. Terapia que solo valida la versión cómoda del paciente no es terapia: es complicidad con su estancamiento.

La incomodidad como combustible terapéutico

La terapia real no siempre es placentera. Implica discutir, confrontar, cuestionar las propias narrativas y soportar la incomodidad de mirar los puntos ciegos. Discutir no significa pelear; significa negociar, contrastar y abrirse a otras perspectivas.

Si una sesión nunca deja incomodidad, sudor o incluso cierto enojo, probablemente no hubo movimiento interno. Como psicoterapia clínica, nuestra tarea no es ser cómplices del autoengaño, sino incomodar con propósito: ayudar a que el paciente mire lo que evita mirar.

Cómo elegir un terapeuta con base en evidencia

Un criterio clave: que pueda citar un marco teórico sólido. Si tu psicólogo solo dice “en mi experiencia” o “yo siento”, sin sustento en estudios, es una alerta roja. No se trata de convertir la terapia en una conferencia académica, pero sí de mostrar que el trabajo se apoya en décadas de investigación, no en opiniones personales.

La psicología no es un conjunto de frases bonitas, es una ciencia aplicada. Y al igual que nadie se operaría con alguien que solo leyó un manual de cirugía, tampoco deberíamos poner nuestra salud emocional en manos de quien no tiene formación clínica sólida.

El amor no es subjetividad absoluta ni “cada quien a su modo”. Existen conductas universales de afecto que sostienen las relaciones humanas y están validadas por la investigación científica. Tolerar lo intolerable bajo la excusa de que “así ama” alguien es perpetuar el abuso y disfrazar la evasión.

Del mismo modo, acudir a dos terapeutas que contradicen la evidencia no es crecimiento, sino confusión pagada. La psicoterapia debe incomodar, confrontar y basarse en evidencia. Solo así se convierte en un proceso de transformación real, y no en un simulacro de acompañamiento emocional.

Porque si tus problemas fueran tan simples, ya los habrías resuelto con libros y consejos superficiales. La terapia real no es anestesia, es cirugía emocional: molesta, duele, pero sana.

Palabras clave: terapia de pareja, terapia individual, cada quien ama a su modo, terapia basada en evidencia, terapia tóxica, amor subjetivo, psicología científica, Gottman, Bowlby, inmadurez emocional.

📽️ ¿Te gustó el tema? Mira el video completo aquí: https://youtu.be/f5JvQrNwq1w