🧠 El cerebro no es tonto
Por Cordu | Doctor en Desarrollo Humano y Maestro en Psicología Clínica
Durante años se ha popularizado la idea de que repetir frases positivas puede transformar la vida. Afirmaciones como “soy suficiente” o “me amo tal como soy” han inundado redes sociales, libros de autoayuda y hasta consultas terapéuticas. Pero… ¿realmente funciona así el cerebro? ¿Es cierto que no distingue entre lo real y lo imaginario? La respuesta es clara: no. El cerebro sí distingue, y cuando detecta incoherencia entre lo que dices y lo que haces, te lo cobra con intereses: ansiedad, frustración e inseguridad.
Tu mente no se cree tus mentiras
Cuando una persona dice “soy valioso”, pero tolera relaciones destructivas, trabajos que la desprecian o rutinas que la consumen, su cerebro no le cree. La mente no es una grabadora que reproduce lo que escucha; es una juez emocional que evalúa tu coherencia interna. Si hay contradicción entre lo que dices y lo que haces, aparece lo que en psicología se conoce como disonancia cognitiva: un conflicto interno que genera malestar y resta seguridad.
Las afirmaciones no son mágicas
Decir frases positivas no repara heridas emocionales ni reemplaza decisiones importantes. Es como maquillar una herida sin desinfectarla: puede verse mejor por fuera, pero por dentro sigue doliendo… o incluso infectándose. Las afirmaciones solo pueden tener un efecto beneficioso cuando se sostienen con experiencias reales, emociones congruentes y decisiones valientes.
El efecto placebo sí existe, pero…
Muchos estudios han demostrado que el efecto placebo puede activar recursos internos. Por ejemplo, un deportista que cree que puede ganar tiene un mejor rendimiento. Pero para que esto funcione deben cumplirse ciertas condiciones: el cuerpo ya debe estar entrenado, debe haber una experiencia previa y una expectativa razonable. Es decir, el placebo funciona solo cuando ya existe un contexto favorable. No es magia; es coherencia emocional y física.
No puedes engañar a tu cerebro
Tu cerebro activa recursos como dopamina o adrenalina cuando percibe que estás en una situación congruente: has estudiado, entrenado, practicado o te has preparado. Si intentas activar esos recursos con frases vacías, sin acciones que lo respalden, el cerebro no responde. Y peor aún: te puede castigar. ¿Cómo? Con frustración por no lograr lo que esperabas, inseguridad por sentirte incapaz y ansiedad por no entender qué te pasa.
El verdadero cambio no es verbal, es conductual
No basta con creerlo. Hay que actuarlo, sostenerlo, vivirlo. Decirte que te amas mientras aceptas lo que te lastima solo incrementa tu dolor. Para que tu mente te respete, necesitas respetarte tú primero. Eso significa tomar decisiones difíciles, poner límites, salir del piloto automático y construir una vida que respalde las afirmaciones que repites.
Tu cerebro no es ingenuo. No basta con repetir frases para transformar tu vida. Necesitas coherencia entre lo que dices, sientes y haces. El efecto placebo funciona, pero solo cuando ya tienes recursos reales que activar. Las afirmaciones no son curativas si no hay acción detrás. Así que antes de repetir “me amo”, pregúntate: ¿estoy actuando como alguien que se ama?
Mira el video completo aquí 👉 https://youtu.be/HoLFp6lQtyo