Por Cordu | Doctor en Desarrollo Humano y Maestro en Psicología Clínica y de la Salud
¿Alguna vez te has preguntado por qué celebras un país que no elegiste? ¿Por qué te emociona tanto un grito nacionalista? Estas preguntas no buscan negar tu afecto por tu cultura, sino cuestionar cuánto de ello elegiste tú y cuánto simplemente repetiste. En este artículo abordaremos el efecto manada, un sesgo psicológico que moldea nuestras creencias identitarias, especialmente en lo relativo al nacionalismo.
La Lotería Genética: Orgullo o Azar
La pregunta inicial es sencilla pero profunda: ¿Estás orgulloso de ser mexicano, peruano, argentino o del país que seas, o simplemente te tocó nacer ahí? La identidad nacional, como la religión o la lengua, es muchas veces heredada y rara vez cuestionada. Si hubieras nacido en otro continente, ¿defenderías con igual pasión tu «mexicanidad»? La mayoría de las personas defienden su país como si fuera una elección consciente, cuando en realidad es una condición del nacimiento.
El Efecto Manada: Una Mente que Sobrevive pero no Reflexiona
El efecto manada es un sesgo cognitivo que tiene como función original la supervivencia: seguir a la mayoría como estrategia para reducir riesgos. Pero también apaga la capacidad crítica. Hacemos lo que hace el resto porque creemos que si todos lo hacen, debe estar bien. El problema aparece cuando este mecanismo se traslada a la identidad, haciendo que confundamos lo aprendido con lo elegido.
Desde la infancia nos enseñan a sentir orgullo por el país, pero no a cuestionarlo. La historia oficial es dictada por los ganadores y muchas veces excluye voces críticas o perspectivas alternativas. Este tipo de adoctrinamiento emocional hace que cualquier intento de reflexión sea percibido como traición.
Identidad vs. Nacionalismo: No son lo Mismo
La identidad es una construcción psicológica basada en experiencias, valores y decisiones personales. El nacionalismo, en cambio, suele ser una asignación geográfica emocional heredada. Decir «soy mexicano» no es incorrecto; el problema es repetirlo sin haberlo reflexionado.
Muchos gritan «¡Hermano, ya eres mexicano!» cuando un extranjero come tacos, lloran con el himno pero no conocen los estados del país, o se indignan más por una crítica a la bandera que por la corrupción política. Estas son muestras claras del efecto manada actuando sobre la identidad percibida.
Por Qué Incomoda Cuestionar
Cuestionar la identidad nacional duele porque confronta una estructura que se creía firme. Hace sentir al individuo como alguien «raro», diferente, y eso activa el miedo al rechazo. También porque muchos aprendieron que dudar es traicionar, cuando en realidad es evolucionar.
Aceptar que tu nacionalismo es una construcción no elegida puede generar un duelo psicológico: el duelo de la falsa elección. Pero es un paso vital hacia una identidad más consciente y auténtica.
Elegir Tradiciones: El Antídoto a la Inercia Identitaria
Este artículo no busca que renuncies a tu país, sino que elijas qué conservar, qué cuestionar y qué transformar. Vivir con dirección implica actuar desde la conciencia y no desde la inercia cultural.
La identidad geográfica no debería ser un accidente ni un mandato. Ser consciente de lo que eliges es el primer paso para construir una identidad basada en elecciones reales y no en mandatos familiares, escolares o sociales.
Pensar No es Traicionar
Respetar los símbolos nacionales no es lo mismo que adorarlos sin crítica. Hay leyes que protegen los símbolos patrios, pero también existen leyes que permiten publicidad manipulativa. La legalidad no equivale a la ética. Decir que debes amar a tu país porque te dio educación es como decir que no debes cuestionar a tus padres porque te alimentaron.
La gratitud no implica sumisión. Y el patriotismo no debería ser obediencia ciega, sino una forma madura de convivencia basada en valores y crítica constructiva.
El Nacionalismo como Apego Tóxico
Confundir afecto con identidad es una de las grandes trampas emocionales. Puedes disfrutar la comida, la música o el paisaje de tu país sin convertirlo en el centro de tu existencia psicológica. El amor ciego al país se convierte en un apego tóxico cuando impide ver sus fallas, aceptar críticas o evolucionar.
Como decimos en terapia, el amor saludable también implica confrontar y mejorar. Lo contrario es fanatismo.
Identidad Elegida, No Impuesta
Este artículo no es una invitación a renunciar a tu cultura, sino a revisarla con una mirada psicológicamente adulta. El efecto manada puede tener un rol evolutivo, pero también puede detener tu crecimiento si no lo cuestionas. La verdadera identidad comienza cuando dejas de actuar por miedo al rechazo y empiezas a actuar desde la elección consciente.
No se trata de dejar de decir «Viva México». Se trata de que, si lo dices, sea porque lo elegiste desde el pensamiento, no desde el condicionamiento.
¿Te gustó el tema? Mira el video completo aquí: https://youtu.be/66FlA-Sk8ng