Por Cordu | Doctor en Desarrollo Humano y Maestro en Psicología Clínica y de la Salud
La falsa moral de dar propina
Dar propina ha dejado de ser un acto voluntario y agradecido, para transformarse en una norma social impuesta, casi coercitiva. La mayoría no reflexiona sobre esto: lo hace por miedo al juicio, no por gratitud.
Dar propina no es sinónimo de ser buena persona. Tampoco es no darla una señal de egoísmo. En muchos casos, dejar propina revela una dificultad para poner límites, una baja autonomía emocional o una necesidad constante de aprobación.
¿Qué es realmente la propina?
En teoría, una propina es un reconocimiento adicional, voluntario y espontáneo ante un servicio excepcional. Pero en la práctica, se ha distorsionado por completo.
Se ha transformado en un chantaje emocional colectivo, sostenido por frases como:
- “¿Quieres apoyar a nuestro equipo?”
- “¿Te gustó nuestro servicio?”
- “¿De cuánto va a ser tu propina?”
Estas frases no apelan a tu criterio, apelan a tu culpa. No buscan tu gratitud sincera, buscan tu ansiedad.
El impacto psicológico del chantaje emocional
Lo que ocurre en esos segundos en los que decides si das o no propina es un fenómeno psicológico conocido como vergüenza social o social shaming. Se activa una cadena emocional en la que:
- Sientes culpa leve (microculpa) por temer parecer una mala persona.
- Empieza el diálogo mental justificatorio: “Bueno, son solo 10 pesos”.
- Emerge el síndrome del complaciente.
- Se refuerza una baja autonomía emocional.
Dar propina bajo presión no es empatía: es un síntoma de malestar emocional.
Empatía también es contigo
Uno de los errores más comunes en las personas emocionalmente vulnerables es ejercer la empatía solo hacia afuera. Pero ser empático también implica incluirte a ti.
Tu salud mental no se compra con 10 pesos de ansiedad. Y la verdadera generosidad no puede surgir cuando hay presión social de por medio.
Estrategias para poner límites sin sentir culpa
Poner límites no significa ser insensible. Significa ser coherente contigo mismo. Algunas frases que pueden ayudarte son:
- “Gracias, hoy no, pero el servicio fue correcto.”
- “No estoy obligado a dejar propina, pero agradezco el trabajo realizado.”
- “Hoy no dejo propina, gracias.”
Tu valor no está definido por una transacción monetaria.
No es tu responsabilidad sostener un sistema injusto
No dar propina no significa que no valores el esfuerzo ajeno. Significa que no estás dispuesto a asumir el rol de financiador de un modelo laboral que debería estar sustentado por los empleadores, no por los consumidores.
Salir a comer no te convierte en donador.
Disfrutar un servicio no te convierte en culpable.
Valorar el esfuerzo no implica hacerte cargo del salario de otros.
¿Y si te incomoda todo esto?
Si al leer esto pensaste “yo no podría no dejar propina”, o si sentiste culpa, hay una buena noticia: eso se puede trabajar. No con fórmulas mágicas, sino con un proceso de autoconocimiento emocional.
La terapia no es para débiles. Es para quienes ya se cansaron de vivir con miedo a incomodar.
La próxima vez que una terminal te pregunte cuánto vas a dejar, pregúntate primero:
¿Por qué quiero dejar esta propina?
¿Es gratitud real o culpa disfrazada? ¿Es una elección libre o automática?
Mira el video completo aquí: https://youtu.be/Vdie2vxe5lg